En medio del ruido político y la polarización que rodea la reforma a la salud en Colombia, hay una figura que, paradójicamente, ha sido relegada al margen: el paciente. Sí, esa persona que necesita atención médica, que espera un diagnóstico, un tratamiento o simplemente una respuesta. El verdadero rostro humano de este debate no está sentado en el Congreso ni aparece en las ruedas de prensa. Está en una sala de urgencias, en una lista de espera, o en casa, intentando sobrevivir mientras el sistema decide si le responde.
La salud es uno de los bienes más preciados que poseemos como seres humanos. Sin embargo, hoy parece que la discusión sobre cómo garantizarla se ha convertido en una cuestión política, con mezcla de ideología, críticas y puras justificaciones. Y ojo, en la preocupación que nos dejan las EPS, las IPS, los salarios de los médicos y el suministro de medicamentos, se nos está olvidando lo más importante: ¡el paciente!
No todo es perfecto en el sistema de salud, ni todo es un desastre. Hay matices, y en esos matices debemos encontrar soluciones. El Gobierno nos invita con frecuencia a hablar sobre la salud, pero lo hace dentro de un marco en el que se enfrenta a los que defienden el modelo actual contra los que abogan por su reforma. Pero ¿y quién está hablando del ciudadano?, ¿del paciente, del enfermo, del que necesita ser atendido?
En esta columna no estoy hablando como un espectador pasivo de la situación, hablo como un hijo que perdió a su madre por un lupus eritematoso sistémico que se la llevó después de una lucha que nunca olvidaremos. Mi padre, que fue médico, fue diagnosticado con cáncer. Y aun teniendo el conocimiento, la vocación y la disciplina, también le tocó enfrentarse al mismo sistema que cada día castiga al pueblo colombiano.
En Colombia, enfermarse se volvió un castigo que no distingue edad, color, partido político, ni estrato social. Porque aquí el sistema de salud no salva: desespera. Los medicamentos se demoran, las citas se pierden, las urgencias se colapsan y los pacientes mueren esperando.
En este contexto, figuras públicas como el excontralor Felipe ‘Pipe’ Córdoba han alzado su voz para criticar la situación actual del sistema de salud. Córdoba ha señalado que, aunque se requieren reformas, la propuesta del Gobierno no es la solución adecuada. En sus palabras: “La salud en Colombia necesita reformas, pero no así. Lo que el país necesita son soluciones reales” .
Estas declaraciones reflejan el descontento de amplios sectores de la sociedad, que consideran que las promesas de mejora del sistema de salud están lejos de cumplirse y, por el contrario, el país enfrenta un colapso en los servicios médicos.
La discusión sobre la salud debe centrarse en el bienestar de los pacientes, más allá de las disputas políticas y las agendas personales. Es imperativo que las reformas propuestas se enfoquen en garantizar un acceso equitativo y eficiente a los servicios de salud para todos los colombianos.